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domingo, 3 de abril de 2016

Por qué los gallos no tienen pene



Silvio Rodríguez está muy bien, "El unicornio azul", "La gota del rocío"... pero a partir de la tercera cerveza versionamos a Los Inhumanos: "Mi agüita amarilla", "Oé, oé, oé" o "Las chicas no tienen pilila"... Las chicas no, pero los patos sí. Y vaya que sí, el récord en tamaño proporcional entre pene y cuerpo la tiene una anátida, la malvasía argentina (Oxyura vittata), con una relación 1/1.

Y llegados a este punto no os habéis preguntado ¿Por qué los grupos de aves más primitivos tienen órgano copulador y carecen de él los más evolucionados? Si observarais, como yo hago, el comportamiento sexual del ánade real intuiríais la respuesta.

Por lo general, los ánades reales forman parejas a finales del otoño, realizan comportamientos de cortejo más o menos sofisticados que desembocan en la cópula, la puesta y la crianza de los patitos. Sin embargo, otras veces, existen grupos machos que como posesos persiguen a las hembras, no siendo raro que esas persecuciones terminen en cópulas forzadas.

Ese impulso por copular llega a situaciones escabrosas: dos machos se persiguen, uno choca contra el cristal, muere, el vivo se acerca y... El científico, Kees Moeliker, que documentó el suceso recibió  el lg Nóbel, un premio que otorga gente que habitualmente, incluso cuando están sobrios, escuchan Los Inhumanos.

El caso es que en los ánades reales, al igual que ocurren en algunos otros anseriformes, existe una disputa evolutiva entre machos con penes hechos para violar y hembras no dipuestas a facilitar la herencia genética a estos fenotipos.

Se ve que un día la selección natural decidió cortar por lo sano y favoreció ejemplares incapaces de forzar a las hembras, motivo por el cual la mayor parte de las aves carecen de pene.

martes, 16 de abril de 2013

Pájaros y más pájaros


A un muy alto cargo de la Junta, si no el más, le estuvimos explicando los valores naturales del río a su paso por Córdoba,  nos preguntó si había mucha gente que como nosotros se dedicaban a ver pájaros aquí. No recuerdo muy bien la respuesta que dimos, ni soy capaz de interpretar el tono de la pregunta, solo sé que después nos habló de la existencia de no sé qué proyecto que haría el río navegable de Córdoba a Sanlúcar, planteamiento que hubiera merecido como respuesta la reflexión que hace Carlos Puentes en su Rincón del Meteofreak.

Tal vez sean muy pocas las personas que visitan el río para distinguir el mosquitero papialbo del músical, y sin embargo sí son muchas las que se acercan para encontrarse con esta naturaleza en medio de la ciudad, disfrutando con esta vida que tiene el río. Fijénse si no la expectación que se montó a los pies de La Calahorra cuando una hembra de azulón presentó sus patitos en sociedad.

Me pregunto dónde tendría la nidada cuando el caudal del río alcanzó los 2000 metros cúbicos por segundo. Tal vez en un nido abandonado de alguna garcilla, lejos de una subida brusca de las aguas y del alcance de ratas y gatos.


La imagen me la pasó un gran amante del río, Juan Manuel Sánchez, padre de otro enamorado del río, Andrés, a quién le dedica la exposición Las Aves del Guadalquivir que puede visitarse hasta el 24 de mayo en el Centro Cívico Arrabal del Sur.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Patos al límite


Pasado el solsticio de invierno los días progresivamente van alargándose y con ello el fluir de las hormonas. Los verdecillos llevan un par de semanas haciéndose notar y las gallinetas están todavía más alteradas. También algunos ánades reales o azulones (Anas platyrhynchos) inician las primeras escaramuzas amatorias. Difícil tiene estos patos la perpetuación de la especie en este tramo del río. Primero porque le han puesto difícil elegir la pareja adecuada con tanto pato y tanta pata doméstica, que si bien presenta un aspecto rollizo, sus kilos de más originarán híbridos, que en muchos casos, no tendrán capacidad de volar. Tampoco es fácil encontrar el lugar adecuado para instalar el nido, a salvo de riadas y ratas. Y, por si fuera poco, los patitos tendrá que día a día librarse del acecho de gatos y perros que pululan por las orillas. A pesar de que las patas hacen todo lo posible por poner a salvo sus extensas polladas. Recordamos como una hembra se precipitó delante de sus crías deteniendo su marcha cuando estas se dirigían confiadas a la zona donde acechaba la tortuga mordedora.

Pero para original, la pata que cada año pone sus huevos en la cornisa del muro de protección que circunda el Río. Esta hembra nos muestra el porqué de su discreto plumaje en contraste con los llamativos colores de los machos, ya que tiene la capacidad de hacerse invisible a los cientos de ciudadanos que transita diariamente a poco más de un metro de su nido. Por lo que sabemos no le ha ido mal la cosa, ya que los abueletes que le siguen la pista año tras año, nos informan si los huevos eclosionaron o no, con mayoría de años de reproducción exitosa. Si usted tiene curiosidad por conocer a esta anátida no intente preguntar a estas personas el lugar exacto donde empolla el animal, ya que la protegen guardando escrupuloso secreto. Y eso, que sería digno de ver cuando los patitos rompen el cascarón y se lanzan al vacío desde una altura de ocho metros en busca de un remanso donde darse su primer chapuzón.