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domingo, 31 de octubre de 2021

Intervenir en el Tramo Urbano del Río Guadalquivir

 

Hay una resistencia entre las personas que tenemos una sensibilidad ambiental en realizar acciones que impliquen el manejo de la vegetación. Especialmente el tema es peliagudo cuando la propuesta implica actuar en le vegetación del tramo urbano del río Guadalquivir. Inmediatamente nos viene a la cabeza que tras estas acciones están los voceros de los que quieren “un río como el de Sevilla”.

Entre el argumentario esgrimido, para no intervenir, está el referente a que los ríos (incluidos sedimentos y vegetación) se regulan solos, lo cual es cierto en los tramos no canalizados pero no lo es en canales o ríos encauzados como el nuestro en los que el movimiento del río se encuentra limitado por las defensas existentes tanto en la margen derecha como en la izquierda.

El acúmulo de sedimentos en el tramo urbano es un elemento a tener en cuenta porque hay partes de nuestra ciudad que han sido y serán afectadas por inundaciones. Ahí está la historia: las crecidas del río Guadalquivir y la ciudad intentando hacerles frente mediante la construcción de murallones, defensas, etc.. La última gran actuación fue la que aconteció a finales del siglo XX.

La fotografía aérea de 1956/57 que introduce esta entrada muestra el tramo urbano del río Guadalquivir y en ella se observa los depósitos de sedimentos que a grandes rasgos coincide con los actuales. Por tanto, en las zonas en las que se dragó el río  los sedimentos se han vuelto acumular, especialmente tras las grandes crecidas, esto muestra la inutilidad tanto económica como preventiva de los dragados, además de ser la actuación más impactante desde el punto de vista medio ambiental.

Imagen de 2019

1997-2003 

 
2005

La diferencia entre la imagen de 1956/57 y la actual es la colonización de estas barras de sedimentos por la vegetación leñosa de ribera, principalmente sauces y álamos. Esta colonización ha sido posible porque se ha reducido la presión antrópica: pastoreo, corta de vegetación, areneros, etc.. y por la ausencia de especies de fitófagos salvajes que se alimenten de ella. Otros factores como una mayor regulación del caudal del río por los embalses o un aumento en la erosión en la margen izquierda como consecuencia de la expansión del olivar pudieran estar afectado a los cambios en la dinámica del río pero no los considero determinantes.

El resultado es que esta vegetación está consolidando los sedimentos y favoreciendo que crezcan más rápidamente en altura. En cada crecida se produce un aumento en el volumen de sedimentos y por tanto una reducción en la capacidad de contención de las avenidas en el tramo encauzado del Guadalquivir. El acumulo de sedimentos puede ser especialmente problemático en los Sotos de la Albolafia y aguas abajo del puente de San Rafael. Por otra parte, la vegetación de las orillas reduce la capacidad erosiva del río en las mismas y que junto con otras funcionalidades ambientales como la sombra, refugio fauna, etc. aconseja que esta no deba de ser completamente eliminada.

Esta dinámica va a obligar a que tarde o temprano se va a tener que actuar sobre los sedimentos y como consecuencia en la vegetación. Lo ideal, dado su menor impacto, y su menor coste, sería impedir que la vegetación leñosa colonizara los nuevos depósitos mediante desbroces anuales y rebajarlos a nivel del agua cuando estos adquieren cierta altura. La cuestión es que esto no se ha realizado y, por tanto, se deberá actuar sobre una vegetación ya consolidada. Por ello convendría realizar aclarados en la vegetación en las zonas donde se está produciendo mayor acumulación de sedimentos como en los Sotos de la Albolafia y aguas abajo del puente de San Rafael. Quizás también sea necesario rebajar la altura de los sedimentos en ambos espacios.

Un segundo elemento por el que manejar la vegetación es el criterio pasisajístico. Con un doble objetivo por un lado para mantener “estampas” que han formado parte de la fisionomía de la ciudad como es el visionado del cauce del río y la zona monumental desde la orilla izquierda. Y, por otro, propiciar ventanas entre la vegetación a lo largo del río como miradores tanto al cauce, a la fauna y a determinadas vistas de la ciudad. El primer objetivo, podría conseguirse realizando tareas silvícolas para favorecer aquellas especies de ribera de menor porte como podría ser el taraje, la adelfa, el fresno, etc.; y mediante el pinzado de sauces y álamos en determinadas zonas. En el caso de los molinos será necesario la realización de talas en su periferia y su posterior mantenimiento mediante desbroces. Para el segundo objetivo, nos puede servir como modelo la “ventana” entre la vegetación del embarcadero del Club de Piragüismo, y para ello podría abrirse “ventanas” en el embarcadero de Miraflores y en el actual embarcadero de la Ribera. En otros tramos como el comprendido entre el embarcadero de la orilla derecha y el puente de Miraflores podría crearse las “ventanas” favoreciendo especies de bajo porte (quizás la zarzas puedan jugar un papel importante, como lo están haciendo ahora en el paseo de la Ribera, al impedir el crecimiento de otras especies).

El tercer elemento, por el que manejar la vegetación es el de diversificar los hábitats existentes en el río con objeto de favorecer una mayor biodiversidad. Cada tramo tuvo su época dorada en cuanto interés biológico, los Sotos de la Albolafia en los años 90 cuando compaginaba el bosque de ribera, con eneales, praderas húmedas y praderas secas. El Balcón de Guadalquivir tras la colonización de vegetación palustre y las primeras plantas leñosas, etc. En general, el tramo urbano del Guadalquivir ha perdido o han quedado muy reducidas las praderas húmedas, las zonas de vegetación palustres y los pedregales. Por tanto, en el manejo que tiene que realizarse de la vegetación y los sedimentos para prevenir inundaciones debería realizarse de tal forma que se “restauren” estos hábitats.

Por tanto, es necesario una intervención periódica sobre la vegetación y los sedimentos en el tramo urbano del río Guadalquivir, con algunas actuaciones como los desbroces que deberán ser anuales en los islotes donde la vegetación leñosa no está consolidada. En este sentido el pastoreo o la introducción de ganado vacuno podría ser un elemento importante en la gestión del tramo urbano del río Guadalquivir a su paso por la ciudad.

 

"Ventana" embarcadero Club Piragüismo

 

EVOLUCIÓN DE LOS SOTOS DE LA ALBOLAFIA EN LOS ÚLTIMOS SENTENTA AÑOS

 

Imagen 1956/1957

Entre 1981 y 1986. La menor presencia de sedimentos respecto a las imágenes de 1956/57 puede deberse a la acción de los areneros en este tramo

 

1997/2003 periodo en el que se declaran los Sotos de la Albolafia Monumento Natural

 

2004. Las vacas que se estabulaban en las caballerizas dejan de pastar en los Sotos

Aspecto previo a las crecidas de 2010/2011

2011 imagen tras las crecidas. Nótese que se ha vuelto a formar la isla aguas arribas del puente Romano que fue eliminada en la restauración de mismo

 


















 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

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