La
primera vez que supe del morito (Plegadis falcinellus) fue a
finales de los setenta con la compra del fascículo cuarenta de la
colección “Fauna Ibérica y Europea, de Félix Rodríguez de la
Fuente”. Cuando se lo enseñé a mi amigo Pedro Urbano me dijo que
lo había visto en el río. “Una mierda”, exclamé para mis
adentros porque Pedro Urbano era el equivalente en nuestro barrio a Gigante el de Doraemon. No me faltaba razón porque en el fascículo
se afirmaba que “hace ya algunos lustros crió en el bajo
Guadalquivir, pero no lo ha vuelto a hacer, aunque de forma
esporádica se le observe en dicha zona”.
El
Morito se había hecho muy raro por aquel entonces en España. Su reproducción estaba documentada en Andalucía en el siglo XIX. Criaba hacia
1875 en las cercanías de Vejer de la Frontera y de forma regular en
las marismas del Guadalquivir hasta principios del siglo XX, cuando
fue exterminada como reproductora habitual. Por su parte, parece ser
que la especie nidificó habitualmente en la laguna de Las Madres
(Huelva) hasta 1940, cuando se inició un expolio masivo y
sistemático de las colonias de aves de esta laguna para proporcionar
alimento a los habitantes de las localidades cercanas durante la
Posguerra1. En Córdoba, lo cita Ramírez de las Casas Deza a
mediados del siglo XIX como ibis verde2. Después no vuelve a
documentarse otra observación en la provincia hasta 19873.
A
finales del siglo XX el panorama cambió para el morito con las leyes de protección de la fauna y los humedales. A lo que hay que sumar la introducción en las
Marismas del Guadalquivir del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) que además de suponer un grave problema para los ecosistemas dulceacuícolas
propició un importante recurso trófico para este ave. Los números
cantan por sí solos. En 1990 nidifican dos parejas en las Salinas de
Santa Pola (Valencia), en 1997 ya hay tres núcleos de reproducción
en el Delta del Ebro, las Salinas de Santa Pola y Doñana que en
total suman 43 parejas. En 2007, son ya 3.777 las parejas que se
reproducen, casi la totalidad en el Bajo Guadalquivir4. Actualmente
las cifras pueden ser muy superiores ya que solo en Doñana y su
entorno nidifican unas 8.000 parejas en 20175, 4.303 en el Delta del
Ebro en 20206 y pequeños núcleos en el País Valenciano,
Extremadura y Castilla la Mancha7. En Córdoba, este año Rafael
Cabello (Fali) ha comprobado la reproducción de una pareja en el tramo urbano del río
Guadalquivir.
Sin
duda, que una parte importante de la dieta del morito son los
cangrejos pero estos no constituyen su única fuente de alimentación: gusanos, gasterópodos, insectos acuáticos, pequeños vertebrados,
etc. son capturados con su curvado pico. En este sentido, hace unos
días los moritos nos sorprendieron cuando campeaban junto a
garcillas bueyeras y grajillas en las praderas de césped en los
jardines del Balcón del Guadalquivir. A modo de una gran abubilla
capturaban alacranes cebolleros (Gryllotalpa africana), además
de otras especies que pululan por estos herbazales.
1El morito, la espátula y el flamenco en España.
2 Manual Histórico Topográfico de la Ciudad de Córdoba. Posiblemente Fernando Amor y Mayor facilitó al autor de este libro la breve referencia que se hace a la fauna de Córdoba que aparece en el capítulo XXI.
3 Ayala, J.M. y Jiménez, L., Primera observación de Morito (Plegadis falcinellus) en la provincia de Córdoba. Oxyura, 5(1)
4 El morito, la espátula y el flamenco en España.
6 Diari més digital. 30/05/2020.
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