Entre las mariposas que podemos encontrar en la ciudad y, por tanto, en nuestro río, la mariposa del almez es de las más llamativas. No por su color y tamaño, modalidad en la que se lleva la palma la macaón (Papilio machaon), sino por el gran desarrollo de lo palpos que dan a la cabeza un aspecto que nos recuerda a Gonzo el de los Teleñecos. La función de estos palpos no es otra que el de simular un peciolo y dar más realismo a la hoja seca que imitan las alas.
La oruga de Libythea celtis se alimenta de las hojas de almez (Celtis australis), una vez finalizado su desarrollo se adhiere cabeza abajo, generalmente, a una rama del árbol donde creció y se convierte en crisálidad. De ella al final de la primavera, mayo-junio, emerge la mariposa, imago.
Las jóvenes mariposas se dispersaran en busca de lugares frescos y húmedos en los que pasar el verano, frecuentanto las orillas de ríos y arroyos, en los que liba en el barro las sales minerales necesarias para su desarrollo.Invernarán como mariposas y así estar listas para su reproducción al inicio de la primavera. Pondrán lo huevos en las yemas de las hojas de almez y de esta forma las orugas podrán alimentarse de los nuevos brotes.
La tendencia huidiza, el eficaz del camuflaje, unido a la escasez de la especie hace que el encuentro con esta mariposa sea todo un acontecimiento. La que preside esta entrada fue fotografiada hace unos días en el junto al Estado del Arcángel, posiblemente nació de una crisálida adherida a una chapa metálica.
Sotos de la Albolafia, julio 2017. Foto de Juan Manuel Sánchez |
Río Guadiato, julio 2019 |
Detalle de la cabeza |
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