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lunes, 4 de julio de 2016

El ataque de los ceratopogonidos



Pequeñisimos, diminutos, capaz de colarse por el ojo de una agua, pero extraordiordinariamente molestos. Son unos "mosquitos diurnos" que se lanza a por ti,con predilección por las orejas y el cuello. Te quitan unas gotitas de sangre con las que alimentar a su prole. Son las hembras las únicas que pican, con el objeto de nutrir de proteínas a su descendencia, mientras los machos andan por ahí chupando nectar y polen. Bien estaría que aprendieran de otros invertebrados como las mantis o algunas arañas que obtienen las cadenas de aminoácidos ingeriendo el cuerpo de su amante.

Es una autentica tortura dar un paseo por la campiña o aguas abajo del puente de Ibn Firmas (no digamos realizar trabajos en el campo), debido a las picaduras de los ceratopogónidos, que es como se llama a la familia a la que pertenece el "mosquito".

He buscado y rebuscado por la red, intentando poner nombre a la especie, pero no ha sido posible. Me da la impresión de que se trata de una nueva plaga, un bicho tan molesto no ha podido pasar desapercibido. Y una nueva plaga no significa necesariamente una nueva especie sino que es ahora cuando sus poblaciones se han hecho tan numerosas que resultan molestas.

Sin duda que las lluvias de mayo y el invierno sin heladas ha favorecido el aumento de este insecto, pero no hay que descartar otras causas que pueden incidir. Quizas la más importante sea el desequilibrio ecológico que se está produciendo en la zonas agrícolas por el empleo abusivo de plaguicidas, éstos no afectan solo a las "especies plaga" sino también a los enemigos de estos insectos: otros insectos depredadores, anfibios, reptiles, aves, mamíferos...

Por tanto, lejos de realizar fumigaciones intensivas, por tierra, mar y agua, para acabar con estos dípteros hematófagos, como sugiera ASAJA, habría que intentar atajar el problema realizando un buen diagnóstico: de qué especie se trata, cuál es su biología, cuáles son sus lugares de reproducción, cuáles son sus depredadores... y a partir de ahí hacer un tratamiento integral de la plaga, que por otra parte es lo que marca la ley.

Duele que amigos y amigas, eminentes científicos y magníficos investigadores, estén en paro, con trabajos muy precarios o hayan tenido que ir a otros paises, cuando muy bien pudieran estar trabajando para atajar el problema. Con una pequeña parte de las subvenciones a la agricultura de la Unión Europea que reciben los grandes terratenientes sería suficiente para financiar este tipo de programas.

Hago mía la dedicatoria que Pedró María Alarcón Elbal1  que hace en su tesis doctoral Estudiode los dípteros mamófilos del género Culicoides Latreille, 1809(Diptera, Ceratopogonidae) potenciales vectores de patógenos alganado en Castilla-La Mancha "A toda la gente humilde de mi generación que tuvo la valentía de hacer de la ciencia su profesión, jóvenes a los que nunca nadie les regaló nada y que actualmente perseveran y luchan por encontrar una oportunidad laboral digna"

1 Pedro María Alarcón-Elbal, valenciano de nacimiento, es especialista en entomología sanitaria y trabaja a actualmente en la Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño de Jarabacoa, República Dominicana. Es colaborador habitual de La Marea.



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