Pequeñisimos, diminutos, capaz de
colarse por el ojo de una agua, pero extraordiordinariamente
molestos. Son unos "mosquitos diurnos" que se lanza a por
ti,con predilección por las orejas y el cuello.
Te quitan unas gotitas de sangre con las que alimentar a su prole.
Son las hembras las únicas que pican, con el objeto de nutrir de
proteínas a su descendencia, mientras los machos andan por ahí
chupando nectar y polen. Bien estaría que aprendieran de otros invertebrados como las mantis o algunas arañas que obtienen las cadenas
de aminoácidos ingeriendo el cuerpo de su amante.
Es una autentica tortura dar un paseo por la campiña o aguas abajo del
puente de Ibn Firmas (no digamos realizar trabajos en el campo),
debido a las picaduras de los ceratopogónidos, que es como se llama
a la familia a la que pertenece el "mosquito".
He buscado y rebuscado por la red,
intentando poner nombre a la especie, pero no ha sido posible. Me
da la impresión de que se trata de una nueva plaga, un bicho tan
molesto no ha podido pasar desapercibido. Y una nueva
plaga no significa necesariamente una nueva especie sino que es ahora
cuando sus poblaciones se han hecho tan numerosas que resultan
molestas.
Sin duda que las lluvias de mayo y el
invierno sin heladas ha favorecido el aumento de este insecto, pero
no hay que descartar otras causas que pueden incidir. Quizas la más
importante sea el desequilibrio ecológico que se está produciendo
en la zonas agrícolas por el empleo abusivo de plaguicidas, éstos
no afectan solo a las "especies plaga" sino también a los
enemigos de estos insectos: otros insectos depredadores, anfibios,
reptiles, aves, mamíferos...
Por tanto, lejos de realizar
fumigaciones intensivas, por tierra, mar y agua, para acabar con estos
dípteros hematófagos, como sugiera ASAJA, habría que intentar
atajar el problema realizando un buen diagnóstico: de qué especie
se trata, cuál es su biología, cuáles son sus lugares de
reproducción, cuáles son sus depredadores... y a partir de ahí
hacer un tratamiento integral de la plaga, que por otra parte es lo
que marca la ley.
Duele que amigos y amigas, eminentes
científicos y magníficos investigadores, estén en paro, con
trabajos muy precarios o hayan tenido que ir a otros paises,
cuando muy bien pudieran estar trabajando para atajar el problema. Con
una pequeña parte de las subvenciones a la agricultura de la Unión
Europea que reciben los grandes terratenientes sería suficiente
para financiar este tipo de programas.
Hago mía la dedicatoria que Pedró
María Alarcón Elbal1 que hace en su tesis doctoral Estudiode los dípteros mamófilos del género Culicoides Latreille, 1809(Diptera, Ceratopogonidae) potenciales vectores de patógenos alganado en Castilla-La Mancha "A toda
la gente humilde de mi generación que tuvo la valentía de hacer de
la ciencia su profesión, jóvenes a los que nunca nadie les regaló
nada y que actualmente perseveran y luchan por encontrar una
oportunidad laboral digna"
1 Pedro María
Alarcón-Elbal, valenciano de nacimiento, es especialista en entomología sanitaria y trabaja
a
actualmente en la Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño de
Jarabacoa, República Dominicana. Es colaborador habitual de La Marea.
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