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domingo, 29 de mayo de 2016

Contundencia o inteligencia


Otra vez me ha picado un mosquito, no una ni dos sino tres veces. Se ve que el animalito cuando intentaba sacarme la sangre lo detecté entre sueños y tuvo que intentarlo una y otra vez, rápidamente me salieron dos o tres ronchitas que ya han desaparecido.

Porque dos o tres mosquitos en tu cuarto, son molestos pero de plaga nada, una plaga son un montón de mosquitos haciéndote la puñeta. Así que si durante el verano tienes unos pocos bichitos déjate de guerra química, apáñate algún remedio natural o haz como yo, utilízalos para decorar el cuarto.

Lo primero, nada más levantarte, búscalos, mientras antes lo hagas... mejor, los pillarás más llenitos. Estarán pegados a la pared, inmóviles, haciendo la digestión. Aproxímate con cuidado y aplástalos, una mancha roja se extenderá sobre el blanco, con formas y densidades desiguales, en función de la presión de tu dedo y el grado de colesterol y alcohol con el que te acostaste la noche anterior. Al finalizar el verano el dormitorio tendrá un precioso estampado, que a consecuencia de la progresiva oxidación de los hematíes, irá cambiado de color como el acero cortén del puente de Miraflores.

Tampoco por dos o tres mosquitos debes solicitar a los políticos responsables contundencia contra las plagas, los efectos pueden ser imprevisibles. Entre las ganas que le pueden tener al díptero que interrumpió su sueño, el deseo de aumentar su popularidad y los sensibles que están con la lucha contra el terror, capaces son de envenenar hasta al más minúsculo de los charquitos al grito de "con los mosquitos no se negocia".

Antes que una lucha contundente hay que reivindicar una lucha inteligente, que por otra parte es la que marca la normativa: control integral de plagas. Entre las medidas que incluye ese control inteligente está la de favorecer aquella fauna que es nuestra aliada, la fauna auxiliar.

Así que un poquito más de materia gris y en vez de pedir brigadas de cazafantasmas vamos a favorecer la presencia de vencejos, aviones y golondrinas en nuestra ciudad, unos pájaros dispuestos a salir en nuestro auxilio ante las impertinencias de los mosquitos y sus secuaces.

La foto que ilustra la entrada es de un nido de golondrina común situado en el alero bajo de un bloque que linda con el río, nido que viene siendo custodiado por unos sensatos vecinos.


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