Rapaces II

Alguna veces se ven rapaces de mediano tamaño como aguilillas calzadas, busardos ratoneros, milanos negros, aguiluchos laguneros o incluso águilas pescadoras. Pero lo habitual, en otoños e inviernos, es encontrarse con dos pequeñas aves de presa: el cernícalo vulgar y el gavilán común.

Son dos especies de tamaño similar y silueta parecida. La del gavilán es como la del cernícalo con alas redondeadas y la del gavilán es como la de un cernícalo pero con alas puntiagudas. Ambas tienen picos y garras pequeñas, adaptadas a la captura de pequeñas presas. El gavilán captura sobre todo pajarillos, en Inglaterra se le conoce como el halcón de los gorriones (Sparrowhawk), a los que persigue entre el arbolado sirviéndose de su larga cola para maniobrar en medio de la espesura. El cernícalo suele cazar reptiles y  micromamíferos. Aprovecha los espacios abiertos para sorprender a su presa, lanzándose a por ella desde un posadero o tras un vuelo cernido. También se le ve volando rápido sobre tejados y azoteas, intentando pillar desprevenido a algún gorrión o incluso a murciélagos cuyo sonar no le avise a tiempo de la presencia de la rapaz.

Un cernícalo cazó delante de la ventana de mi trabajo un ratón y un gavilán común perseguía a un andarríos en el meandro de Miraflores.

A veces el gavilán prueba suerte con las palomas, dado que la que suele merodear por esta zona es una hembra y por consiguiente su tamaño es mayor. Ataques que causan un gran revuelo entre estas aves, cazador y presa se confunden en una nube de pájaros y sólo los ojos atentos son capaces de descubrir el vuelo de esta bonita rapaz. Detalles de un río con vida.