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miércoles, 16 de enero de 2013

Corazón partío



Todas las personas tenemos algo de Doctor Jekyll y Mister Hyde, o quizás mejor, y así quitamos dramatismo, todos nos parecemos al personaje que Jerry Lewis interpreta en El Profesor Chiflado.

Los/as pajareros/as también participamos de esa doble identidad: el que practica el patching y el twitcher. El primero tiene mucho de contemplativo, un ser que se recrea en una determinada zona, una persona vinculada al territorio. El segundo es un consumista, un simple coleccionista, con rasgos de obseso compulsivo.

Por genética sería un perfecto listero pero la realidad me ha llevado siempre a conocer de forma constante un territorio cercano. Me considero twitcher de carácter y, sin embargo, practicante del patching... De la necesidad, virtud.

Por diversas razones, hago pocos viajes ornitológicos y, sin embargo, visito a diario los Sotos de la Albolafia, siempre con los prismáticos y con una semireflex. El listero que hay en mí sueña, cada vez que se aproxima al río, con avetoros escondidos entre las eneas, bilistados saltando en las ramitas de los sauces e incluso, rozando ya el delirio, con cormoranes pigmeos buceando entre los puentes... Pero lo cotidiano son preciosos colirrojos tizones,  calamones que reaparecen tras las crecidas y zorzales que escapan de las escopetas. 

Casi cien especies he visto este año en el tramo urbano del Guadalquivir, anotaciones registradas para contribuir al buen trabajo que sobre esta zona realiza la Asociación de Educación Ambiental El Bosque Animado. El coleccionista de nuevos avistamientos se ha llevado su gran satisfacción con la observación de su primera gaviota cana y el amante de lo vivo,  la alegría de encontrarse a diario con nutrias, garzas, currucas, conejos y libélulas.

Y hablando de listas, la Editorial Tundra ha lanzado un concurso The Big Year Spain, cuyo ganador es aquel o aquella que identifique más especies de aves en todo el Estado. Hay varias modalidades, una es la que se refiere a un territorio concreto. Por dos motivos me apuntaré a esta modalidad: así resaltaré los valores naturales del Guadalquivir a su paso por Córdoba y limitando el campo de observación controlaré a ese monstruo que hay en mí.  Aunque pensándolo bien ¿y si ese otro yo le da por algo peor?. ¡Qué alguien me mande un Excel con la lista de Aves del Paleártico! Voy a por todas.

P.d.: Sobre este tema hay una película, El Gran Año, que recomiendo para echar un buen rato.


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