Todos recordamos con sobrecogimiento como el
pobre Banner por mediación de una ardilla roja se come unos trocitos
de Amanita muscaria, y lejos de producirle un estado onírico, le da
mal rollo y termina a tortas con todo animalito que se le acerca,
comportamiento este que provoca el desencuentro afectivo con Flappy,
su cariñosa amiga.
Aparte del muscinol y ácido iboténico responsables de los
efectos psicoactivos que tienen algunas amanitas, las setas producen
otras sustancias con consecuencias bien distintas. La amatoxina,
presenta en la Amanita phalloides, es capaz de destrozar hígado y riñones. El níscalo (Lactarius deliciosus) tiene un colorante
que tiñe de naranja la orina y la Amanita caesarea no sé lo que
tiene pero está riquísima.
Hay hongos por todos lados, y por supuesto también los hay en el río, destacando por su abundancia una seta que es conocida como volvaria (Volvariella speciosa). En los libros dicen de ella que es un mediocre
comestible y por ello no le pego bocados sino que le hablo. Porque el
reino Animal y el reino Fungi estamos emparentados: somos seres
heterótrofos, los dos grupos nos alimentamos digiriendo el alimento
mediante enzimas hidrolíticos, empleamos el glucógeno y la quitina,
etc. Animales y hongos pertenecemos a la misma rama del árbol de la
evolución, los opistocontos. Por ello sé que me escucha y
sintonizo con ella, al contrario de la adelfa que no me entiende.
Como librepensadores charlamos de todo, de la crisis, de la
Liga, del amor y el desamor.... pero cuando más alucinamos es sacando el tema de las nombres que les ponen los micólogos: Bovista
(ventosidad), Lycoperdon (peo de lobo)... Y estallamos en carcajadas con el morbo que nos producen ciertas denominaciones: Amanita phalloides, Amanita
vaginata y, sobre todo, Phallus impudicus. ¡Qué cachondeo, eh Volvaria!.
1 comentario:
Muy bueno Diego
Publicar un comentario