El Plan de Caballerizas Reales va a suponer un paso más en el acercamiento de la ciudad al río. Una gran zona verde conectará el barrio del Alcázar Viejo con los Sotos de la Albolafia.
Tengo también la esperanza de que la hoy llamada Ronda de Isasa recupere el nombre de antaño: la ALAMEDA DEL CORREGIDOR. Sí, en el margen derecho junto a las murallas del Alcázar existía una alameda, así lo atestiguan diversas imágenes del siglo XVIII y XIX.
Tengo la curiosidad de si la Alameda del Corregidor era un espacio de esparcimiento del pueblo o un lugar para uso y disfrute del susodicho o allegados. Lo que es cierto, es que en numerosos parajes ribereños de pueblos y ciudades algunos topónimos reflejan la existencia de bosques galería ligados al clero y a la nobleza: el Sotillo de los Canónigos en Palencia, la Alameda de Cervera en Alcázar de San Juan, la Alameda del Conde en el río Jalón o nuestra Alameda del Obispo.
El ocio era una de las actividades que estos seres de buen vivir daban a estos parajes; saucedas, alamedas, olmedas, etc. son y han sido auténticos paraísos en una geografía castigada por los prolongados estíos.
Por eso creo que la mejor intervención que se puede hacer en los márgenes del río es la que pasa por crear un gran parque en el que puedan disfrutar de su frescor lugareños y visitantes. Un lugar que con un poco de imaginación y mucho de conocimiento sobre plantas se puedan dibujar paisajes que jueguen con los colores amarillos y ocres de los bosques de ribera otoñales, componer rincones con el rojo y blanco de majuelos y rosales silvestres. Un espacio verde al estilo de las calles y callejas del Casco Antiguo en el que la belleza aparece inesperadamente. Un gran jardín en el que coexistan espacios silvestres con naturalezas domadas.
Algo así como los Jardines Reales de Aranjuez, residencia de monarcas. Una gran obra, pero claro está, con espíritu republicano (res publica=asunto público) y laico (laos=pueblo).
Tengo también la esperanza de que la hoy llamada Ronda de Isasa recupere el nombre de antaño: la ALAMEDA DEL CORREGIDOR. Sí, en el margen derecho junto a las murallas del Alcázar existía una alameda, así lo atestiguan diversas imágenes del siglo XVIII y XIX.
Tengo la curiosidad de si la Alameda del Corregidor era un espacio de esparcimiento del pueblo o un lugar para uso y disfrute del susodicho o allegados. Lo que es cierto, es que en numerosos parajes ribereños de pueblos y ciudades algunos topónimos reflejan la existencia de bosques galería ligados al clero y a la nobleza: el Sotillo de los Canónigos en Palencia, la Alameda de Cervera en Alcázar de San Juan, la Alameda del Conde en el río Jalón o nuestra Alameda del Obispo.
El ocio era una de las actividades que estos seres de buen vivir daban a estos parajes; saucedas, alamedas, olmedas, etc. son y han sido auténticos paraísos en una geografía castigada por los prolongados estíos.
Por eso creo que la mejor intervención que se puede hacer en los márgenes del río es la que pasa por crear un gran parque en el que puedan disfrutar de su frescor lugareños y visitantes. Un lugar que con un poco de imaginación y mucho de conocimiento sobre plantas se puedan dibujar paisajes que jueguen con los colores amarillos y ocres de los bosques de ribera otoñales, componer rincones con el rojo y blanco de majuelos y rosales silvestres. Un espacio verde al estilo de las calles y callejas del Casco Antiguo en el que la belleza aparece inesperadamente. Un gran jardín en el que coexistan espacios silvestres con naturalezas domadas.
Algo así como los Jardines Reales de Aranjuez, residencia de monarcas. Una gran obra, pero claro está, con espíritu republicano (res publica=asunto público) y laico (laos=pueblo).
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