No siempre llueve a
gusto de todo el mundo, en concreto las intensas lluvias de marzo y
las bajas temperaturas le ha tenido que venir regular a uno de
nuestros vencejos, el vencejo pálido, una especie de distribución meridional y cuyos individuos suelen llegar a
nuestra ciudad a primeros de marzo, un mes antes que los
vencejos comunes.
La ventaja que le
suponía ocupar primero los lugares de nidificación se ha convertido
en un problema esta primavera.
La foto tomada de
Juan Manuel Sánchez que ilustra esta entrada fue tomada en el Balcón
de Guadalquivir, un vencejo pálido volaba lento, a baja altura,
agotado, tal vez, por la falta de alimento.
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