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sábado, 6 de enero de 2018

Duendes en la Albolafia



En mi primera guía de aves, en los tomos de Fauna Ibérica, etc., los mapas incluían a Córdoba en la distribución del más pequeño de los carpinteros, el pico menor (Dryobates minor). Sin embargo, no era así, este pícido estaba ausente de gran parte de Andalucía, su principal población en la Comunidad se localizaba en la Sierra de Aracena.

Este pequeño carpintero fue colonizando de oeste a este Sierra Morena, a la provincia llegaron por los arroyos del Parque Natural de Hornachuelos (río Guadalora y arroyo de la Rabilarga). En otoño de 2012, Olmo, Yael y yo, localizamos un ejemplar en el arroyo Bejarano. Me puse contentísimo, tanto que entusiasmé a mis nenes con la observación, estaban eufóricos no por ver el pico menor, más bien le daba igual, sino porque afirmaban que me habían traído suerte. En la primavera del año siguiente, también lo vimos en el mismo lugar, esta vez un par de ejemplares no paraban de tamborilear y reclamar. Quedé sorprendido con el avistamiento, especialmente, porque no se fueron a cientos de kilómetros de allí de las voces que dieron mis amuletos aquel día.

En el tramo urbano del Guadalquivir era cuestión de tiempo que apareciera, a veces, incluso aluciné con oírlo pero nunca estaba seguro. Por fin, en diciembre de 2014 vimos un ejemplar picoteando los olmos de lo que antaño fue la Alameda del Corregidor. Desde entonces lo hemos pillado alguna que otra vez.

Recientemente Luis y Elías me informaron de un ejemplar macho que andaba por los Sotos de la Albolafia. La víspera de reyes, cuando me dirigía con Violeta a la cabalgata nos lo encontramos picoteando las ramas acompañado por mitos, herrerillos y carboneros.

Entre ese pájaro y yo hay algo especial, el ser una miniatura de otro pájaro carpintero lo hace entrañable, algunos naturalistas lo llaman el duendecillo del bosque. Sin embargo, esa simpatía con el capinterito nace de la ilusión, la ilusión de la niña, del niño, que busca y encuentra lo mágico en lo cotidiano. Parecida ilusión a la que he tenido muchas veces cuando lo he buscado escudriñando las ramas más finas de los árboles de ribera o cuando la ilusión se hizo realidad cuando fue él quien vino a pararse justamente en la encina donde descansábamos en el Bejarano.


Luis y Elías vieron un macho, nosotros una hembra, estaremos atentos a la primavera por si estos caminantes de las arboledas (Dryobates: druos, arboleda; y bates, caminante) nos alegran los Sotos de la Albolafia con su presencia.

La imagen que encabeza la entrada fue tomada por Juan Manuel Sánchez en las proximidades del Jardín Botánico, el video fue grabado en la sierra de Córdoba.


2 comentarios:

LARQUE dijo...

Esperemos que sí, que se establezcan en el río y que sean la avanzadilla de otras especies que hace años nos dejaron (cualquier día nos sorprende el calamón).

Anónimo dijo...

Me parece una iniciativa maravillosa.