La primera cita de mosquitero
bilistado en España se remonta al año 1967, el año de mi
nacimiento, aunque parece que entre ambos acontecimientos no existe
ninguna relación. El 21 y 31 de octubre de aquel año E. Mackrill
capturó con redes japonesas dos ejemplares cuyas pieles se conservan
en la colección de la Estación Biológica de Doñana. Rescoldos de
unos métodos de identificación, hoy afortunadamente ilegales, que
consistían en disparar o retorcer el cuello al animalito y después
cotejar el cadáver con la biografía disponible.
Con todo, hay que admitir que aquellas
guías dejaban mucho que desear y dejarse llevar exclusivamente por
aquellas laminas implicarían tremendos errores en las
determinaciones de la especie. Como anécdota todos los miembros del
grupo Ecologista AMEACO habíamos observado la curruca sarda en
Córdoba, nada extraordinario a nuestro entender ya que en nuestra
guía señalaba a la especie como invernante en el levante
peninsular, y entre una sarda y una rabilarga joven hay mucho
parecido.
El caso es que después de 49 años de
la primera cita del bilistado y haberse visto por todos lados, por
fin nos tocó a Córdoba. Llevábamos años preparados, observando
uno a uno todos los mosquiteros, su reclamo en la melodía del móvil,
habíamos estudiado su comportamiento, sus árboles preferidos y las
aves de las que gusta acompañarse. Habíamos tenido, incluso, la
oportunidad de encontrarnos con el mosquitero en el parque Celestino
Mutis de Sevilla, en un árbol de Júpiter, repleto de pulgones y de
mosquiteros comunes que daban buena cuenta de ellos. Nos llamó la
atención, las partes inferiores blancas y el tono verde diferente al
de los comunes; vistos desde abajo no siempre es fácil ver la ceja
y las dos listas blancas por lo que aquellos rasgos ayudarían a
encontrarlo con más facilidad. Los mosquiteros bilistados cordobeses
no defraudaron, eligieron para pasar unos días unos jóvenes olmos
que hay en la alameda del Guadalquivir que linda con la Ronda de
Isasa. Apenas si teníamos que alzar el cuello para disfrutarlos y a
escasos metros... todo un lujo.
Unos días después encontramos gracia
al buen oído de José Márquez un tercer bilistado cordobés, esta
vez en la Sierra de Córdoba y acompañado por reyezuelos listados.
La visita de los mosquiteros bilistados
a unos pocos nos alegró el día pero a la gran mayoría le paso
desapercibida, y eso que tuvieron que volar y volar para llegar aquí
desde Siberia, motivo suficiente para recibirlos con árboles
repletos de pulgones que le facilitaran continuar con su aventura
viajera.
La foto que abre la enttrada pertenece a José Marquez, y es de uno de los mosquiteros bilistados que se vieron en la Ribera
La representacion de mosquiteros de nuestra vieja Guía no ofrece muchos matices, mi impresión es que algunas aves fueron dibujadas a partir de individuos disecados |
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