Cornejita mía, le decía un
abuelo a su nieta...¡Vaya comparación! Y no es que tenga nada en
contra de los córvidos, todo lo contrario, pero comparar una niña
con una corneja tiene tela. Y, sin embargo, el abuelo tiene razón
porque por aquí le llaman corneja al autillo. Y un pequeño búho,
sí se parece mucho a un niño, a un niño o a una niña que mira con
sorpresa al mundo que tiene delante.
Y, un autillo, se paró a
finales del invierno en la rama de un álamo al que todavía no le
habían crecido las hojas y durante un par de semanas me lo
encontraba cada mañana camino del trabajo. Lo miraba un poquito,
intentando que no se diera cuenta de que lo había descubierto para que
al día siguiente pudiera seguir estando allí. Llevo días sin
verlo, pero estar, está; de vez en cuando lo sigo escuchando.
Nunca lo había visto tan
bien porque, como buen ave nocturna, pasa el día oculto oculto entre la maleza. Todavía quedan autillos en nuestra ciudad,
aunque cada vez menos a igual que pasa en otras ciudades. Los
venenos, mal llamamos productos fitosanitarios, están acabando con
ellos, están corriendo la misma suerte que golondrinas, gorriones,
jilgueros, etc. Aves que desde que empezamos a cultivar la tierra se
acercaron a nosotros y de las que cada día quedan menos. Dice la SEO
que se ha perdido un 30% de golondrinas en lo que llevamos de siglo.
El autillo es la rapaz
nocturna pequeñita la más pequeña de la Península, le encanta los
invertebrados, aunque también puede capturar algún que otro
murciélago al vuelo. Muchos pasan el invierno en el África
subsahariana cuando los insectos escasean en el continente europeo.
Hay
un Decreto con el que se pretende hacer un uso sostenible de los
plaguicidas y en el que en concreto se señala que "en los
espacios utilizados por grupos vulnerables: Los jardines existentes
en los recintos o en las inmediaciones de colegios y guarderías
infantiles, campos de juegos infantiles y centros de asistencia
sanitaria, incluidas las residencias para anciano..
..la autoridad competente velará porque se minimice o prohíba el
uso de plaguicidas". De cumplirse esta norma estaremos ante una
buena noticia para los niños y, también, para los autillos.
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