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viernes, 21 de octubre de 2011

Y que yo me la llevé al río


No sé pero hay estribillos qué se te meten en la cabeza y no hay manera de evitar su repetición: "Que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela pero tenía marido". Y la curiosidad mató al gato, indagué como continuaba el poema de Federico García Lorca y algunos de sus versos se me clavaron en el hipotálamo, por decir alguna parte.
Ahora cuando bajo al río a ver pájaros lo hago con la impresión de estar haciendo de nuevo el tonto. Pasa una garza frente a mis ojos y en mi mente una letanía: "sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos".
Afortunadamente la naturaleza es sabia y en las orillas crecen plantas como el sauzgatillo o el sauce (Salix ssp.) con fama de ser eficaces para el remedio de estos trastornos nerviosos. Del sauzgatillo (Vitex agnus-castus) lo dice todo su nombre científico, Agnus viene del griego agnós: casto, nombre que le dio Dioscórides, porque las matronas que guardaban castidad en los sacrificios a Ceres se acostaban sobre sus hojas, al atribuírsele la virtud de calmar los apetitos sexuales; castus es término latino de igual significado. El mismo Dioscórides señala también que las hojas, cortezas y amentos femeninos del sauce son estupendas para enfriar las pasiones venéreas1.

Y de vuelta a casa, la protocolaria pregunta: "¿Qué?, ¿cómo ha ido eso?. "Bueeeeno, podía haber ido mejor". "Mucho mejor", pienso mientras elimino de mis labios los últimos restos de clorofila.

1. Extraído de la muy recomendable Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares de Ginés López.

1 comentario:

Rafael Blázquez dijo...

Muy inspirado te veo Diego. Debe ser Lorca y ese verano que se marcha a regañadientes.