Alterados

La primavera la sangre altera y si hay un prototipo de ave alterada por el influjo estacional esa es la tórtola. Ahí está, dale que dale al turr-turr. Esto para la tórtola europea (Streptopelia turtur) porque la tórtola turca (Streptopelia decaocto), también aquí conocida como "francesa", intercala un de-caocto entre el cú-cúu-cu.

Francesa, francesa..., ¿tal vez su nombre por un cortejo marcado por la galantería, propia del país vecino? ¿o mejor aún, por pasar del cú-cúu-cu a atrevidas prácticas sexuales, otrora exclusivas de los mamíferos? Posiblemente no, lo de francesa le vendrá porque siendo desconocida en Andalucía en la década de los sesenta y setenta, era muy abundante en parques y jardines más allá de los Pirineos. Con el tiempo este ave siguió colonizando el oeste europeo hasta cubrir la totalidad de la península a finales del siglo pasado.

Ambas tórtolas pueden observarse en las orillas del río, la europea, en pasos primaverales y otoñales; la otra, durante todo el año, con una población importante en las zonas arboladas de la ciudad. La primera, en franca disminución como consecuencia de una intensiva caza y el envenenamiento con pesticidas, abonos y herbicidas de las áreas cultivadas; sin embargo la tórtola turca crece poblacionalmente, al ritmo de la antropización del medio.

Turca, turca... ¿Tal vez por la pasión...? Uff, alterados, alterados del todo.