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sábado, 14 de agosto de 2010

Ornitólogos


La conferencia "La utilidad de las huellas isotópicas para el estudio de la migración de las aves" despertó una calurosa ovación entre el auditorio asistente a las XX Jornadas de Ornitología Ibérica que acogía nuestra ciudad. Siguiendo la liturgia de todo Congreso Ornitológico que se precie como tal, el grupo armado de los más modernos artilugios de la observación a distancia inicio una ruta ornitológica, esta vez por los Sotos de la Albolafia. Bubulcus ibis, Falco naumanni, Cettia cetti, etc. eran rigurosamente registrados en cuidados cuadernos de campo.
En la alameda del Paseo de la Ribera, oyeron el inconfundible reclamo de una bandada de Aegithalos cuadatus, la localizaron y mecánicamente echaron mano a sus binoculares. Los egitálidos mostraban una confianza tal, que alguno de los observadores casi cae de espaldas en su intento de obtener un buen enfoque.

- ¡Qué desarrollo tan espectacular de las plumas caudales!¡cómo contrasta el anillo ocular! ¡es un ejemplar típico de la subespecie irbii!... Comentaban entusiasmados.
Atraída por el barullo, se acercó una niñita, miró hacia donde apuntaban los prismáticos y descubrió al pajarito.
- ¡Cosita linda! Exclamó con acento latino. Y, sólo en ese instante, el mito se detuvo, miró aparentemente divertido y prosiguió sus andanzas entre las hojas.

Esta presentación de este bonito pájaro es un plagio de un relato de Mario Benedetti: Lingüistas. Toda descripción de la belleza del mito se queda corta cuando uno tiene la suerte de contemplar de cerca una bandada. Ver los movimientos acrobáticos de unas diminutas aves acompasados por suaves cantos es uno de esos momentos mágicos que nos regalan los bosques de ribera.

1 comentario:

Ernesto Villodas dijo...

Muy divertido. Gracias por compartirlo. Saludos