> Río Vivo: Pequeños, y grandes, invasores

domingo, 19 de septiembre de 2010

Pequeños, y grandes, invasores




¿Nunca os habéis quitado los caillos de los calcetines tras un paseo campestre? Una de dos o lo ha hecho vuestra mamá por vosotros o sois de Burgos y le llamáis cadillos...
Con el nombre de cadillo se conocen vulgarmente varias especies de plantas que tienen en común que la dispersión de sus semillas se realiza mediante la fijación de las mismas al pelo de los animales, como lo haría un cachorro a su madre, del Latín catellus, perrillo.
Entre las plantas conocidas como cadillo se encuentra la Xanthium strumarium, una planta exótica invasora que ha cubierto de verde las arenas y pedregales depositados por el río tras las formidables crecidas del invierno pasado.
La bardana menor, como también se le conoce, es originaria de Norteamérica y se extendió por Europa accidentalmente a partir de espécimenes traídos a las colecciones de los jardines botánicos. Hoy constituye un verdadero problema dada su competencia con las especies cultivadas.
Las invasiones de especies foráneas no son un fenómeno nuevo, algunas las especies de animales y plantas muy conocidas fueron introducidas en nuestro paisaje por la acción humana. Así las higueras llegaron hace miles de años a nuestros campos al ser uno de los primeros árboles en cultivarse, la gineta habitante de las dehesas fue traída por los árabes como animal doméstico o más recientemente la rata parda llegó a España en el siglo XIX. Sin embargo es reciente cuando estas invasiones se han acelerado, convirtiéndose en el segundo factor de perdida de biodiversidad. Un 36% de las extinciones es debida a la introducción de especies exóticas.
Sobre este tema ha reflexionado Eduardo de Juana, presidente de SEO/Birdlife, en el tercer número de Aves y Naturaleza, del que extraigo unos párrafos para la reflexión y el debate.
“Combatir a las especies invasoras es necesario, caro y complicado. Cuando se han establecido con fuerza su erradicación es a menudo imposible. Por eso es mejor pensar en medicina preventiva que no en cirugía de última hora, cara y condenada frecuentemente al fracaso... Pero también hace falta erradicar a las especies establecidas y hacerlo preferentemente en las etapas iniciales y con el principio de precaución por delante: `toda especie exótica es invasora mientras no se demuestre lo contrario”.
“Y es imprescindible, finalmente, cambiar la mentalidad y el comportamiento ciudadano. Tenemos que informarles en primer lugar sobre el alcance del problema. Después, convencerles de que no suelten ni tengan en sus casas a especies tan peligrosas como las tortugas de florida o los jacintos de agua, ni a ninguna que pueda llegar a serlo. Y, finalmente, rogarle que no se dejen de llevar de sentimentalismos a la hora de combatir las especies exóticas, cualesquieran que sean. El amor a los animales o el reconocimiento de sus derechos no deben frustrar operaciones de control o erradicación, como la que se intentó llevar a cabo con el coipo en Sicilia y que impidió la rama local de una ONG de conservación
Ahí queda y para saber más dos enlaces uno con la revista Arvicola editada por el Bosque Animado con un artículo sobre las exóticas del río Guadalquivir a su paso por Córdoba y otro con un libro editado por la Junta de Andalucía sobre las Especies Vegetales Invasoras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro ejemplo de que el cariño hacia los animales puede convertirse en negativo, es el del abandono de las mascotas, cuyos dueños prefieren dejasrlas libre antes que verlas encerradas en centros de acogidas, sin caer en la cuenta de que dejarlas libres va a costar muchas vidas de otras especies.
Os dejo un enlace a un libro muy completo sobre el tema:
http://www.artgerust.com/libreria.php?id=1174

Ars Natura dijo...

"Garrapitos" se les llama a esas semillas en Zamora.

AEA El Bosque Animado (Florent) dijo...

Contamos más de 1.500 individuos de árboles y arbustos de especies exoticas invasoras ... se dice pronto. Y también se ven girasoles, tomates y calabazas ... vamos, que podemos montar un perol en el río.