La excepción que...

Nos empeñamos en clasificar todo cuanto nos rodea pero siempre están los de siempre, los insumisos a cualquier tipo de cliché. Paradigmático es el caso del ornitorrinco al que algunos naturalistas europeos lo consideraron una elaborada falsificación, cuando le llegaron las primeras pieles procedentes de Australia.

Raro es el grupo de aves que tras su descripción no hay que introducir una salveda, así se nos dice que los pájaros carpinteros europeos son sedentarios, constructores de su nidos a base de picar y picar la madera, con llamativos colores... Eso sí, salvo el torcecuello euroasiático (Jynx torquilla), que va a su bola. Es migrador, de plumaje críptico y no construye nidos sino que utiliza huecos tanto naturales como artificiales.

Entonces, ¿qué tiene en común con el resto de los pícidos? La muy recomendable Guía de Aves de España, señala que los carpinteros son aves trepadoras de pies zigodátilos y protráctiles, ahí queda eso.

En cuanto al nombre del ave decir lo que le respondemos a los niños cuando nos preguntan, le decimos que es por la costumbre del ave de coger con una pata la cabeza de la presa y con otra el cuerpo y retorcerla hasta que sus ojos se salen de las órbitas y con su legua protráctil le absorbe el cerebro y el tuétano de la médula espinal y el coxis; y ya que los tenemos pendientes de nuestra explicación le decimos que es una broma, que realmente este pájaro lo que hace es mover el cuello como se puede ver en el siguiente enlace, quizás con la intención de que sus posibles enemigos crean que se trata de una serpiente.

Dados sus hábitos migratorios es posible observarlo, y sobre todo escucharlo, en los pasos otoñales y primaverales en todo el tramo urbano del Guadalquivir. También es nidificante en la provincia en los valles más frondosos de Sierra Morena.

Así que atentos a su reclamo y después con paciencia intentar ver al torcecuello, la excepción que... como mínimo, matiza la regla.