Barbo gitano

Increíble que un recurso tan escaso y a la vez tan necesario se maltrate tanto. La consecuencia es que muchos habitantes de los ríos se encaminan a la extinción y otros desaparecieron hace años. Entre ese grupo de animales acuáticos especialmente vulnerables están los peces de agua dulce.
En Andalucía existen veinte especies autóctonas de peces continentales o diadromos, y todos ellos incluidos en el Libro Rojo de las Especies Amenazada de Andalucía.
La contaminación de las aguas, la construcción de presas, la introducción de especies exóticas, la alteración del cauce, el cambio climático, etc., están poniendo en jaque a nuestra ictiofauna. Sólo dos especies autóctonas son todavía abundantes, una de ellas el barbo gitano (Barbus sclateri) a pesar de haberse reducido en un 20% su población en los últimos años.
El barbo gitano sólo vive en todo el mundo en los ríos del tercio sur peninsular, fundamentalmente en el Guadalquivir. Miles de años de evolución han permitido a este ciprínido sobrevivir en pequeñas charcas apenas sin oxígeno en los largos periodos de sequía y resistir las fabulosas crecidas como las vividas en este invierno.
En mayo observamos a la hembra de barbo gitano seguida de una corte de machos en las corrientes de fondos pedregosos. Ahí entre las piedras, buscando aguas oxigenadas, cada hembra pondrá hasta 14.000 huevos. Estos miles de pececillos crecerán con más o menos rapidez dependiendo de las condiciones climáticas, alcanzando la madurez sexual a partir de los dos años en los machos y los seis en las hembra.
Se discute si el barbo gitano es una especie o una subespecie, sea lo que sea habrá que hacer todo lo posible para conservarlos. Al barbo gitano no puede pasarle igual que al caló extinto como lengua en la península; ningún fanatismo ideológico, cultural o económico debe simplificar la riqueza de la vida.