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miércoles, 1 de abril de 2015

Garza morisca



Garzas y más garzas, pequeñitas como los avetorillos, enormes como las garcetas grandes. Diurnas, las garcetas comunes; nocturnas, los martinetes. Las garzas reales pescan en aguas abiertas, las moriscas escondidas en la vegetación palustre. Salvo el avetoro, todas las especies de la familia de las ardeidas nidificantes en la Península se observan en los Sotos de la Albolafia. Algunas aparecen de vez en cuando como las garcilla cangrejeras, las bueyeras abundan durante todo el año.

Según la Ley de Exclusión Competitiva de Gaus dos especies que compiten por los mismos recursos no pueden coexistir si los demás factores permanecen constantes. Por tanto uno de los competidores siempre dominará al otro, llevándolo a la extinción, o a una modificación evolutiva o de comportamiento hacia otro nicho ecológico. Si aplicamos esta ley a las garzas reales y moriscas, las primeras más fuertes habrían desplazado a las moriscas a ocupar las zonas palustres convirtiéndolas, además, en migratorias cuando en invierno las presas escasean y las que quedan son para las garzas reales, más fortachonas.

¿Irreprochable razonamiento? No, es una deducción llena de prejuicios. En primer lugar, porque para explicar las relaciones entre la garza morisca y la real es necesario recurrir a los datos más que a la aplicación de una ley, y partir de ahí corroborar, o no, la misma. En segundo lugar, porque el mismo Principio de Exclusión Competitiva está cuestionado por numerosas experiencias que lo contradicen. Tal vez, este concepto responde más a concepciones ideológicas previas que a una formulación con una fuerte base empírica. Es interesante el vídeo "¿Competencia o Cooperación?"en el que hipotéticamente se ponen en diálogo y confrontación a Darwin y Kropotkin.

Sea como fuere, cuando explicamos a la gente la diversidad de garzas en los Sotos de la Albolafia, nos gusta decir que las garzas se "reparten" los distintos nichos, que por otra parte refleja mejor el día a día de estos animales. Es verdad que de vez en cuando hay alguna escaramuza entre ellas, pero lo frecuente es verlas cada una a lo suyo, buscando el pan de cada día. Es más, la garcera que hay próxima al Molino de Martos congrega a diversas especies, con un nivel de conflicto no mayor que el de un patio de vecinos.

Todo esto viene a cuanto porque llevamos viendo una pareja de garzas moriscas (Ardea purpurea) desde hace una semana en los Sotos de la Albolafia, y tenemos la esperanza de que las eneas que crecen aquí y allá, pudieran servirle para que se asienten y críen por primer vez en este paraje.


¿Y por qué garza morisca en vez de imperial, que es su nombre oficial?. Pues porque garza morisca, moruna, parda o pardilla son los términos que usan los lugareños para nombrarla y, por tanto, más adecuados para su nomenclatura en castellano. El de "imperial" no se sabe muy bien de donde ha salido.


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