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martes, 2 de diciembre de 2014

Una pequeña nutria perdida



Tres preciosas nutrias jugaban en las inmediaciones del Puente Romano. Dos continuaron aguas abajo entre los canales del molino de Enmedio. La tercera quedó atrás, entretenida, merodeando entre las grandes rocas, bajo los pilares del puente. Al rato empezó a ponerse nerviosa, moviéndose de aquí para allá, emitiendo chillidos. Se había extraviado de su mamá y su hermanito, y los llamaba insistentemente.

Contemplo la escena. Recuerdos vagos pugnan por emerger, un niño perdido en una gran plaza, adornos, luces de colores, y voces, muchas voces que lo llaman...

Los gritos toman forma, los escucho en mis adentros, cada vez más nítidos. "¡Chenchoooooo!, ¡Chenchoooooooo!. José Isbert, el abuelo, llama insistentemente a su nieto que se ha separado del grupo de hermanos en la Plaza Mayor. Una escena inolvidable... Inolvidable porque "La Gran Familia", la ponían y reponían en TVE, año tras año, insistentemente, todas las navidades.1

¡Chenchooooo!¡Chenchoooooo!, una escena dramática, acentuada porque José Isbert tenía una voz ronca y afónica. Nada que ver con nuestras madres, hechas a gritar desde el balcón para que volvieramos de la calle o preguntar de qué queríamos el bocadillo.

Esa fue mi esperanza, la voz aguda que usan las nutrias para detectarse, un reclamo que no queda ahogado por el incesante rumor de las aguas del río.


1 Aquellos que para su suerte se perdieron esta película pueden ver la secuencia a la que hago referencia aquí.

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