¡ Una plaga!, gritaba la gente cuando cientos de insectos
revoloteaban bajo los focos que iluminaban el paseo de Miraflores. ¡Una plaga!,
gritaban los asistentes al espectáculo de danza que se celebraba junto al
Molino de San Antonio mientras miles de “polillas” dificultaban el desarrollo
de la actuación.
“La culpa es de tanta
maleza que hay en el río”, “Los ecologistas que no quieren que se fumigue y los
bichos nos van a comer”, “Castigo Divino”, “No si al
final esto se va a llenar de víboras, escorpiones y murciélagos ("noticia" del ABC), cada cual según sus prejuicios... Ajena a estos comentarios una niña juega con ellas, dice que
son hadas…
Este verano hemos sido testigos de varias eclosiones de efémeras,
un tipo de insecto cuya fase larvaria es acuática y que, a veces, emergen
en grandes cantidades para reproducirse y morir a las pocas horas, de ahí su
nombre (efémeras-efímeras). En concreto la protagonista de las espectaculares
concentraciones que han sucedido este verano en los alrededores de los Sotos de
la Albolafia
es la efémera Ephoron virgo. Reconocible por las alas blanquecinas, de unos 15 mm de longitud, con
dos o tres colas (cercos) según sea macho o hembra y su costumbre de emerger recién puesto el sol. En algunos lugares de Europa se la conoce como “maná blanco” al
proporcionar las masivas eclosiones abundante alimento a los peces y cebo para
los pescadores. En agosto de 1990 la especie fue noticia en Alemania cuando
millones de ejemplares llegaron a alterar el tráfico al ser atraídas por la iluminación de
los puentes que atraviesan el Rin. Fue, sin embargo, una buena noticia ya que la Ephoron Virgo se había
extinguido de este gran río en los años cincuenta y su reaparición fue síntoma
tanto de la recuperación de la calidad de sus aguas como del restablecimiento
de una pieza importante del ecosistema fluvial.
Quizás, y sin saberlo, los bailes tradicionales a las
orillas del Guadalquivir celebraron la reaparición aquí del maná blanco imitando a los festejos en honor de este insecto de algunas ciudades ribereñas de Alemania. Una fiesta dedicada a los
ciclos biológicos, en los que se entrecruzan la vida y la muerte.
El próximo verano esperaremos de nuevo a la eclosión de las efémeras
pero esta vez con las luces apagadas, para verlas resplandecer con luz de la luna, confundidas con las estrellas. A obscuras, para
cuidarlas, para no confundirlas y crean que la proyección de la luz sobre el suelo es el reflejo del agua y frustrar así una breve pero intensa vida.
Notas:
La foto de la entrada es de Juan Manuel Sánchez.
No estoy completamente seguro de la identificación de la especie, se agradece corrección en el caso de que esté equivocado.
Ephoron virgo es cada vez más escasa debido a la polución de los ríos y la contaminación lumínica, ya que la luz polarizada es una autentica trampa para la especie.
1 comentario:
Enhorabuena. Muy poético el texto y ayuda a mirar con otros ojos estas "plagas"
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