No sabemos cómo, pero una bicicleta acabó en mitad del río. Un martinete se hizo con un barbo gitano (Luciobarbo sclateri), una especie casi exclusiva de la cuenca del Guadalquivir, el martinete pensó que era un buen sitio para tragarlo enterito, sin masticar ni trocear. Puede que quisiera lucir ante las miles de personas que cruzan el Puente Romano su buena captura. Pero no eligió el mejor sitio, su proeza quedó eclipsada por la falta de civismo de quien tiró la bici y la de unas administraciones que no acaban de concretar un plan de limpieza de este paraje.
Foto de Juan Manuel Sánchez
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