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domingo, 29 de septiembre de 2024

A Pepe Larios

 


Hace unos años era extraordinariamente raro encontrar gente con prismáticos o cámara fotográfica en busca de los pájaros que pululan por nuestro río. Sin embargo, en la actualidad es frecuente el encuentro con personas que se dedican a observar y fotografiar la fauna confiada del Guadalquivir.

Algunos/as de ellos/as están jubilados. El mayor tiempo libre es aprovechado para darse un paseo por este trozo de naturaleza. También los hay quienes durante toda su vida, además de trabajar y cuidar la familia, han militado en mil frentes con el objetivo de hacer nuestra sociedad un mundo mejor para todas las personas, sin exclusiones. Entre estas grandes personas está Pepe Larios.

Pepe Larios desde siempre se ha empeñado en trabajar por un mundo más justo, en innumerables espacios. De todos ellos, al que le dedicó más pasión y más tiempo fue al ecologismo.

Fue un clásico la división en el mundo de la ecología entre los pajaritólogos (aunque creo que tenía otro nombre) y los energéticos. Los primeros reivindicaban la protección de especies y espacios naturales, los energéticos por hacer frente a las causas que deterioran el medio ambiente. Pepe Larios, sin duda, era del grupo de los energéticos, lo cual no indica que no le preocupara las otras cuestiones.

Esa adscripción de Pepe al grupo de los energéticos no fue una proclama en redes sino, sobre todo, una actitud militante. Un quehacer continuo contra la energía nuclear, por el problema de los residuos, la ordenación del territorio, el transporte, el cambio climático, etc.. Esta militancia lo llevaba a estar en todas las movilizaciones que se cocieran en nuestra ciudad, dedicando a las mismas inteligencia, tiempo y dinero.

Pepe se jubiló y, casi a la vez, cayó enfermo. La jubilación le dio más tiempo y la enfermedad la necesidad de reposo. Fue entonces cuando Pepe pudo dedicar más espacio a pasear por las orillas del río. Allí te lo encontrabas feliz con su cámara y prismáticos al acecho de las numerosas aves que transitan por el Guadalquivir.

Quiero recordar a Pepe sonriente a las orillas del río, gozando de lo que tanto ha luchado.

Fotos de Juan Manuel Sánchez





lunes, 22 de julio de 2024

Paisaje y Vegetación


Como ya comentamos en la anterior entrada, hace poco se celebró el acto “Una Mirada a la integración del río y la ciudad de Córdoba" organizado por la Asociación Córdoba Ciudad Futura.

En la primera intervención se abordó la importancia de las vistas y la conservación del paisaje. El ponente, Matías Mérida Rodríguez, Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Málaga hizo una introducción a la importancia de su preservación y el soporte legislativo en el que apoyarse. No se adentró en el tema del río quizás por un exceso de prudencia. Con todo ofreció como caso paradigmático el castillo de Gibralfaro en Málaga y los conflictos que en torno el monumento, vistas y vegetación hay originados.

En el acto se reivindicó en más de una ocasión el dibujo Anton Van de Wyngaerde (1567) como la estampa, la vista o el paisaje que debería tener el rio a su paso por nuestra ciudad. La perspectiva de Wyngaerde está sobre elevada o quizás sea las vistas que se tendrían desde el actual Mirador de Osario Romano. Estas vistas son hoy imposibles, no tanto por la vegetación sino por las edificaciones que se interponen entre el río y el citado mirador. Hoy, a pie de paseante, solo es posible ver el río desde las defensas. Por otro lado, me gusta señalar que en ese dibujo tras la azuda que hay entre los molinos de Pápalo y de la Albolafia y bajo la muralla del Alcázar se representa una abundante vegetación. Vegetación atestiguada, además, por un escrito anónimo del siglo XV. Después del siglo XVII la vegetación en el río quedó prácticamente reducida a la alameda del Corregidor y al Tablazo de las Damas.


Dibujo completo de Wyngaerde

Vista actual desde el Mirador de Osario Romano. Fuente: https://www.notascordobesas.com/2018/08/el-mirador-del-cerro-del-campo-de-la.html 
Vistas desde la Torre de la Calahorra. Fuente: https://sientecordoba.com/torre-de-la-calahorra-3/

Esa ausencia casi total de vegetación no era algo querido por algunos de los contemporáneos que pintaron o escribieron sobre él. Así Romero de Barros o George Viviam resaltaron la vegetación de las ribera del río Guadalquivir. Ramirez de Arellano escribió lo siguiente en el Paseo Duodécimo de su libro Paseos por Córdoba:

En otra población mas amante de su embellecimiento, el Campo de la Verdad sería un lugar amenísimo, donde muchas personas irían á pasar el día ó á pasear por las tardes: los grandes terrenos de que dispone allí la Municipalidad, podían estar cubiertos de hermosos bosques que bajaran hasta las orillas del rio por uno y otro lado, donde las alamedas, no solo embellecerían aquel sitio, sino que darían algún producto, aun cuando no fuese mas que para sostenerse y guardarse: los álamos y mimbreras en profusión, hubieran evitado también la desaparición del murallon de San Julián y las grandes pérdidas sufridas por algunos propietarios; mucho podía hacerse aun, pero no vemos ni remota esperanza de que se realice, y tal vez algún dia lloremos nuevas é irreparables pérdidas, cuando las aguas del Guadalquivir invadan toda aquella zona”.

Dibujo de George Viviam


Dibujo de Romero de Barros

Una vez expuesto lo anterior, las vistas de Wyngaerde y otros autores que pintaron o fotografiaron el río Guadalquivir no deben de ser tomados como referentes inmutables sino que deben de recrearse con las nuevas características del río Guadalquivir a su paso por la ciudad. En esas vistas, la vegetación, lejos de ser un elemento a eliminar debe de jugar un papel esencial.

Los puentes juegan un papel importante, sin duda, a la hora de ofrecer vistas del río, vegetación y monumentos. En ellos que no es necesario un gran mantenimiento salvo la eliminación de sedimentos y vegetación cuando ésta cubre los ojos.


Vista desde el puente del Arenal 

Vista desde el puente de Miraflores

Vista desde el puente de Miraflores


Vista puente Romano
Vista puente San Rafael


El balcón del río Guadalquivir, en su parte de baja, dejó de ser un mirador cuando las orillas han sido totalmente colmatadas de sedimentos y sobre ellos han crecido espléndidas arboledas, en una de ellas se asienta una colonia en la que nidifican varias especies de garzas. En esta nueva franja de sedimentos es posible realizar algunos miradores a los que acceder mediante un sendero, preservando siempre la tranquilidad de la fauna.


Balcón del Guadalquivir (1)

Balcón Guadalquivir (2)

Embarcadero. Este "mirador" se mantiene gracias al trabajo del club de Piragüismo (3)

El embarcadero de la Ribera queda continuamente colmatado por sedimentos, por lo que su recuperación por el momento no es fácil. Cabe la posibilidad abrir en esta zona la vegetación y transformándolo en uno de los miradores del río. Habrá que ver como evoluciona el meandro para ver si en un futuro es factible su recuperación.


Situación actual del embarcadero de la Ribera. Se debería eliminar el arbolado de la zona y mantener con un desbroce anual (7)

En el paseo de la Ribera, las zarzas han cubierto parte de la vegetación leñosa y se han abiertos ventanas con orilla del río, sería interesante preservar esas ventanas como espacios en los que asomarse al río. En la orilla de enfrente hay un par de lugares que bien puede servir de miradores.


Mirador paseo de la Ribera (6)

Mirador parque de Miraflores (5)

Quizás lo más complejo sea los Sotos de la Albolafia. Las actuaciones realizadas no han conseguido acercarse al paisaje y hábitats que hubo en el momento de su declaración como Monumento Natural. La altura de los sedimentos es elavada por lo que solo en escasos lugares es posible que brote vegetación higrófila, la ausencia de herbívoros que de forman permanente pasten en la zona hace que cualquier vegetación que se elimine rebrote con mucha facilidad. A partir de las actuaciones realizadas recientemente por la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y economía azul caben algunas labores urgentes de mantenimiento. Seguir desbrozando la franja de vegetación que hay entre los molinos y el Puente Romano (la Consejería se ha comprometido a realizarlo de manera bianual, aunque creemos que lo ideal es hacerlo cada año), eliminar la vegetación leñosa que está creciendo en los nuevos sedimentos depositados en la zona del puente Romano, desbroce selectivo de pastizal una vez angostado en la margen izquierda, etc..


Vistas desde la orilla izquierda. Es necesario mantener un desbroce entre los molinos y el Puente Romano. Permitiendo solo el crecimiento de vegetación herbácea.

Imagen que presentaban los Sotos de la Albolafia cuando fueron declarados Monumento Natural. Foto extraída del libro Los Sotos de la Albolafia. Historia y Naturaleza de José Aumente y José María Ayala


Imagen de los Sotos de la Albolafia en la artículo que se dedica al Monumento Natural en la Wikipedia

Vistas actuales. Un adecuado manejo de la vegetación y la acción de herbívoros facilitaría unas vistas similares a las anteriores.

En los Sotos de la Albolafia habría que estudiar la viabilidad de tener un pequeño rebaño de ganado vacuno, con reses mansas y a ser posible autóctonas. Quizás sea esta la forma más adecuada y económica para tener un espacio más abierto.

Con todo, el problema principal para mantener y cuidar estos posibles miradores miradores es que no existe en el Ayuntamiento de Córdoba organismo, departamento, servicio o lo que sea que asuma las responsabilidad sobre el mantenimiento del río, salvo la limpieza de residuos que realiza SADECO. Algunos de estos “miradores” han sido creados y conservados por el club de Piragüismo, por algunos pescadores…. De nada o poco sirven actuaciones puntuales sino están acompañadas por labores de mantenimiento.

P.D.: Hace unos años propusimos desde la Plataforma por un Río Vivo algunas actuaciones para intervenir en la vegetación en nuestro río. Algunas seguirían vigentes otras han quedado obsoletas con el paso del tiempo.


Posibilidades de miradores






viernes, 19 de julio de 2024

¿Fueron sembradas las arboledas del río?

 



    El pasado 11 de junio asistía al acto organizado por la Asociación Córdoba Futura "Una Mirada a la integración del río y la ciudad de Córdoba". En el siguiente enlace se puede visualizar el acto https://www.youtube.com/watch?v=S4K3FgmxsYo&t=1136s.


    El arquitecto Juan Cuenca, a quien valoro su excelente trabajo, tuvo una intervención (se puede ver en el minuto 87) impropia de su altura intelectual. Afirmó que la existencia de vegetación en la orilla izquierda y derecha fue consecuencia de una mala coordinación entre el Ayuntamiento de Córdoba y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Llegó afirmar que la CHG realizó una “plantación brutal” además con “especies no autóctonas” en ambas orillas, aguas arriba del Puente de Miraflores. Cerró su intervención señalando que la alameda existente en la orilla derecha entre los puentes de Miraflores y Romano fue sembrada por un vecino con árboles del vivero de Santa Marta.


    Un simple recorrido por las fotografías existentes invalida estas afirmaciones. Es cierto que en la orilla izquierda, al igual que aguas arriba del puente de El Arenal, se realizaron siembras durante las obras de encauzamiento además de prohibirse el pastoreo. Pero como se puede comprobar con el transcurso de los años la banda de bosque de ribera ha ido creciendo en la medida que los sedimentos extendían las orillas, podrían ser, incluso, más ancha a no ser por la intervención que tuvo la CHG en 2013 en la que se eliminó una franja de sedimentos y arboleda. Por lo que la mayor parte del actual bosque de ribera fue creándose tras un procesos de depósito de sedimentos y colonización de la vegetación.


    Un proceso parecido ocurrió en el balcón del Guadalquivir. Poco antes de inaugurarse el Balcón del Guadalquivir la zona del río que fue dragada. Al poco en las proximidades del molino de Martos se depositaron los primeros sedimentos, las sucesivas crecidas fueron extendiéndose, haciendo cierto el dicho de que el río lleva sus escrituras en las manos, los sedimentos ocupan una extensión similar a la que había antes del dragado. En este proceso, la vegetación creció, creció y creció.


    La arboleda que hay entre el puente de Miraflores y el embarcadero de la Ribera fue propiciada por la creación del camino que bajo el murallón sirvió para la construcción del citado puente. Esto facilitó que la vegetación tuviera un excelente soporte en el que crecer, ayudada, además, por los sedimentos que con las crecidas fueron depositándose, haciendo la dura pista más mullida. Este camino, junto con la eliminación de los peñones de San Julián y el retranqueo del meandro de Miraflores fue el responsable de que el embarcadero de la Ribera esté sepultado por los sedimentos.


    Queda la alameda de la ronda de Isasa, aquella que fue “sembrada” con árboles traídos del vivero de Santa Marta. La afirmación sobre el origen artificial de esta alameda está bastante extendida. Se la he escuchado a un par de concejales de diferente signo, algún técnico municipal de medio ambiente y recientemente a Juan Cuenca. Quizás sea un poco de paranoia mía pero cada vez que repetían la cantinela parecía que a los ecologistas nos tomaban por tontos, al defender una alameda que no era más que una plantación. Más de una vez me he preguntado por la fuente de esta aseveración y, por fin, tengo la respuesta, nace del arquitecto cordobés. Juan Cuenca, en la intervención ya señalada, expuso que esta alameda fue sembrada “clandestinamente” por Santa Marta a partir del encargo del dueño de una herrería que había en la Ribera. Fue “el propio de Santa Marta” quien se lo dijo a Juan Cuenca. No sé pero el relato me recuerda mucho a las sueltas de serpientes desde helicópteros por parte de Medio Ambiente que muchos guardas de cotos aseguran haber visto…. Con todo, incluso aceptando que se sembraron algunos álamos (10, 20…), la vegetación arbórea de esa zona crece porque bajo la muralla hay una franja de tierra a la que dejó de tener acceso el ganado, lo que permitió la colonización de la vegetación, fundamentalmente, con la llegada de semillas de los escasos álamos que por aquel entonces bordeaban el río Guadalquivir.


    No es el “ecologismo estúpido”, como señaló el arquitecto, el causante de que en ambas orillas se extienda un bosque de ribera sino un diseño que no tuvo en cuenta que en los mismos lugares de los que se retiraron sedimentos estos volverían aparecer al ritmo de las futuras crecidas. Y donde hay agua, tierra, semillas y falta de herbívoros, la vegetación crecerá por mucho que nos abonemos a la cofradía del Santo Lamento. Porque ese río desnudo de vegetación que tanto gusta a un sector de la población solo fue posible en una sociedad en la que cientos de cabezas de ganado pastaban en sus orillas y en la que cualquier trocito de madera era un objeto valioso con el que calentarse o reparar un mueble. Hoy, de querer tener un río desnudo, se tendría que costear cada año, y con cantidades importantes, de las arcas públicas.


    Afortunadamente, muy poca gente defiende hoy un río desnudo. El propio arquitecto cordobés expuso al final de su intervención la necesidad de un proyecto en el que intervengan paisajistas, expertos en fauna y flora, arquitectos… con objeto de armonizar el paisaje natural y monumental de nuestro río. La Plataforma por un Río Vivo ha ido haciendo propuestas en este sentido. Es posible esa armonización. En una próxima entrada abordaremos este tema.

Diego Peinazo Amo

Foto aérea antes de la construcción del Balcón del Guadalquivir y Puente de Miraflores, la vegetación está reducida a algunos islotes de los Sotos de la Albolafia y la alameda de la Ronda de Isasa. Los sedimentos ocupaban los alrededores del molino de Martos. Compárese con la foto aérea actual. Los sedimentos ocupan prácticamente las mismas zonas de las que se retiraron.

En esta imagen se aprecia el camino que se realizó para la construcción del puente. ¿Estaba previsto en el proyecto su eliminación tras finalizar la obra?. Lo cierto es que sobre él ha crecido la vegetación. https://www.mc2.es/proyecto/puente-de-miraflores/


Imagen del Balcón del Guadalquivir en su inauguración. https://arquitecturacontemporanea.org/catalogos/cordoba/item/balcon-del-guadalquivir/


Recién inaugurado el Balcón del Guadalquivir. Se observa una estrecha banda de vegetación en la orilla izquierda. Se han producido los primeros depósitos en la zona del Molino de Martos.


2011. Tras las grandes crecidas de 2009 y 2010. Se aprecia un crecimiento de los sedimentos de la parte concava del meandro. Se consolidan los sedimentos de la margen derecha del Balcón del Guadalquivir


2022. Nótese la extensión de la alameda de la Ronda de Isasa, la anchura de la arboleda de ambas márgenes y la consolidación de la arboleda entre el puente de Miraflores y el molino de Martos

Imagen anterior a 1950 en la que se observa un rebaño de ovejas pastando en lo que hoy es la alameda, cuando el ganado dejó de tener acceso a esta zona la vegetación leñosa fue colonizando la franja de tierra que hay bajo la muralla.

Alameda de la ronda de Isasa 1965, nótese el reducido número de álamos en las proximidades del puente Romano, de ser cierto lo que le transmitieron a Juan Cuenca estos serían los escasos ejemplares que se sembraron. https://www.notascordobesas.com/2018/08/sobre-la-vegetacion-del-rio.html
















jueves, 5 de enero de 2023

Vertidos, toallitas y avetorillos

Algo se hizo mal, o muy mal, bien cuando se construyó el Balcón del Guadalquivir o el colector que recoge las aguas pluviales que recorre de Levante al Balcón del Guadalquivir. El caso es que cada vez que caen cuatro gotas, y no exagero, el colector de aguas residuales que atraviesa la zona entra en carga y vierte al río litros y litros de aguas fecales, acompañadas con muchos residuos inorgánicos, sobre todo toallitas, muchas toallitas.

Llevamos muchos años, desde la Plataforma por un Río Vivo, denunciando este hecho. Reuniéndonos con responsables municipales, técnicos, gerentes de EMACSA, señalando este problema... Sorprendente que en muchas ocasiones nuestros interlocutores ignoraban este problema, otras lo negaban o señalaban que se solucionaría con el proyecto de canalización de los arroyos de la sierra. Solo recientemente, no mucho más de 5 años, se empezó a hablar de la construcción de un tanque de tormentas para dar solución a este problema. Mientras tanto se han vertidos toneladas y toneladas de residuos, cuyo impacto es difícil de evaluar.

Una de las especies afectadas es el avetorillo común (Ixobrychus minutus). Cuando el avetorillo  intenta capturar una presa que se mueve entre las toallitas, con frecuencia, éstas quedan enredadas en su aserrado pico. Si la toallita termina envolviendo el pico o queda enganchada en alguna rama, el animal terminará muriendo.

El avetorillo de la imagen que introduce esta entrada ha sido fotografiado recientemente por "Fali" en el Balcón del Guadalquivir, como se puede observar lleva un trozo de toallita colgada en el pico, aunque parece que no le impide, por ahora, alimentarse.

Esperemos que las obras del tanque de tormentas proyectas en esta zona se realicen cuanto antes y, que sobre todo, sirva para poner solución a este grave problema.

Por otra, parte desde la UE deberían plantearse muy seriamente suprimir la comercialización de toallitas desechables fabricadas con fibras que ocasionen este tipo de problemas.


 

Restos de toallitas depositados en los Sotos de la Albolafia con la última crecida (foto de Juan Manuel Sánchez)